Después de una ausencia muy larga, Quim vuelve a su pueblo natal con la intención de hacer flotar el que siempre había sido el negocio familiar: la fonda.
La situación, sin embargo, se presenta muy diferente de como la había imaginado: la fonda es ahora un hotel de lujo, y su padre, un ser apático, es el director. Quim, sorprendido y desconcertado, empieza a curiosear. Él ni lo sospecha, pero su actividad es vigilada de cerca. Quim está en peligro.